Luis Treviño

Luis Treviño

Que Ondas! Que Ondas!! Bienvenido/bienvenida a mi pequeño mundoBiografía completa

 

Las Cosas QueExtrañas Al Estudiar En El Extranjero

No hay lugar como el hogar, dice aquella frase popular, y aunque es muy cierto, el concepto es relativo o se puede asumir de muchas maneras, como los que dicen que el hogar no es el espacio en sí, sino el ambiente, el vivir con la gente a la que se quiere, en un espacio-tiempo que se haga propio.Pero cuando ese hogar se construye, nos adecuamos a todo, la vida, las personas, el mundo y la realidad en que vivimos. Alejarnos no es fácil y cambiar, tampoco.Ese cambio se vive también, por ejemplo, cuando alguien se va a estudiar a un país extranjero. Excitación, aventura, nuevas experiencias, diversión y aprendizaje, estudiar en el extranjero es muchas cosas, también aterrador, todo un reto, toda valentía y desafíos.Dicen que perderse en una ciudad extraña es algo obligado que debe sucederle a todo el que se va a vivir a una ciudad nueva, pero estas siete cosas, seguro, son las primeras que se extrañan tras la mudanza y esto les pasa a todos en algún punto de su viaje.

1.-Tu cama.

Sí, lo primero que extrañarás es tu cama. Tu espacio, tus sábanas, tu almohada. El colchón ya está adecuado a tu cuerpo y tú a él; la relación única, también es muy estrecha. Y aunque llegues a una nueva cama que de momento quizá hasta te siente mejor, eventualmente añorarás la cama de siempre.

2.-Tu familia.

Extrañar a la familia no es lo primero, pero sí lo más difícil. Es todo, tener a alguien con quien hablar, a quien pedirle un consejo, a quien pedirle favor de comprar eso que se te olvidó la última ves que fuiste al súper y hasta las peleas vas a extrañar. Tu familia es una extensión de ti y cuando te vas, esa unión, extrañamente, se hace aún más fuerte.

3.-La comida.

Este es el más doloroso de todos y según a dónde viajes, el más devastador. Cuando oíste a alguien decir que extrañaba un simple taco de aguacate seguro lo consideraste absurdo, hasta que lo viviste en carne propia. Se vuelve más intenso cuando comienzas a extrañar algo específico, un platillo en particular, un dulce, un estilo de cacahuates, la nieve de limón... Y hasta un agua de jamaica cualquiera se vuelve la gloria por la que tiras saliva.

4.-La economía.

Todo es miel sobre hojuelas y estás decidido a vivir la experiencia al máximo, probar de todo, salir a todos lados, comer toda la comida, ir a todos los museos, los antros y los sitios obligados, hasta que le das una mirada a tu bolsillo y te das cuenta que al peso mexicano no la va bien en comparación con otras monedas. Pero si se quiere un buen servicio de transporte, seguridad, vida e infraestructura, como en algunas otras ciudades, pagar por ello también cuesta su esfuerzo.

5.-La rutina.

Si estabas acostumbrado a que para llegar a tu destino te levantas a la hora que sea, sales a la hora que sea y detienes al transporte en cualquier calle, entonces el shock cultural será grande, muy grande; y dependiendo de la ciudad a la que vayas, o te irá peor, o te irá mucho peor. Cabe decir que si esa ciudad a la que llegas es de aquellas con paradas de autobús específicas, en horarios muy puntuales, la primera semana para ti será un dolor de cabeza.

6.-La gente.

No hay como el calor latino, pero en especial, no hay como la gente con la que convivimos. Todo se extraña, desde el vendedor del mercado que ya nos conoce hasta la confianza que podemos tener de, al necesitar instrucciones, detenerse y preguntarle a alguien por ayuda. Es la calidez, la disponibilidad, la solidaridad, el todo. Por eso ver a otro mexicano en el extranjero es casi como ver a tu mejor amigo, aunque ni lo conozca.

7.-Tu ciudad.

Hasta ir al supermercado se vuelve toda una nueva experiencia, porque lo que venden, lo venden de forma diferente, hay otros horarios de la tienda, otra dinámica de compra y otras marcas entre la mercancía. Ojo, porque hasta la sopa instantánea, aunque sea de la misma marca, sabe diferente. Y entones, el más mínimo detalle, saber dónde venden qué, se extraña. Los espacios ahora son diferentes, la gente es diferente, la vida es diferente y la adaptación, toma su tiempo.

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